Sobre los derechos asertivos y el autocuidado emocional

Allá por el año 2021 escribí un post sobre los derechos asertivos, vamos a retomar el tema.

Podemos definir los derechos asertivos como aquellos que los seres humanos asumimos y tenemos por el sólo hecho de ser ser personas. Esto implica que son válidos para nosotros, pero igualmente para todos lo demás. Ejercerlos implica lealtad hacia ti mismo y respeto hacia los demás.

En el post anterior a este hablé del autocuidado emocional, enfocando el trabajo en los padres, pero hoy planteo sobre todo una pequeña reflexión sobre nuestro autocuidado, partiendo de los derechos asertivos.

Reflexión:

El autocuidado emocional abarca una amplia gama de prácticas, desde la simple aceptación de nuestras emociones hasta la implementación de hábitos que promueven una salud mental robusta. Reconocer y validar nuestros sentimientos es el primer paso hacia la autorregulación emocional, permitiéndonos gestionar de manera efectiva nuestras reacciones ante diversas situaciones.

Además, el autocuidado emocional implica una implicación activa en la búsqueda de nuestro bienestar, integrando tanto aspectos físicos como psicológicos. Esto incluye desde mantener una dieta equilibrada hasta establecer límites saludables en nuestras relaciones personales. Los beneficios de esta práctica son inmensurables, incluyendo el fortalecimiento de la autoestima, la mejora de la capacidad de adaptación y la generación de respuestas alternativas ante los desafíos.

En resumen, el autocuidado emocional nos empodera para enfrentar la vida con mayor resiliencia, equilibrio y satisfacción. Nos enseña a ser amables con nosotros mismos y a reconocer que, al cuidar de nuestras necesidades emocionales, estamos invirtiendo en nuestra salud integral y en nuestra capacidad para contribuir positivamente a nuestro entorno.

Tres prácticas que podemos hacer:

  1. Ejercicio Físico: La actividad física regular no solo beneficia el cuerpo, sino también la mente. Ayuda a liberar endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés y la ansiedad.
  2. Escritura Reflexiva: Mantener un diario personal donde expreses tus pensamientos, sentimientos y experiencias puede ser terapéutico. La escritura reflexiva facilita el procesamiento de emociones y promueve la autoconsciencia, ayudando a identificar y gestionar mejor las emociones negativas.
  3. Conexión Social: Establecer y mantener relaciones significativas contribuye significativamente a nuestro bienestar emocional. Compartir nuestros pensamientos y sentimientos con amigos de confianza o familiares puede proporcionar apoyo emocional, reducir el sentimiento de soledad y promover una sensación de pertenencia.

Estas prácticas, al integrarse en la rutina diaria, pueden fortalecer la resiliencia emocional y promover un estado de ánimo más positivo y equilibrado.

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