Los cruceros del camino
Como sabes amig@ caminante no creo en las casualidades, aunque sí en la Providencia por eso espero siempre «una luz», «un mensaje», «un signo», en definitiva.
Hoy me ha llegado esto a mi correo:
No sé… si la vida es corta o demasiado larga para nosotros,
pero sé que nada de lo que hacemos en la vida tendrá sentido,
si no toca el corazón de las personas.
Muchas veces basta ser:
Un brazo que protege,
Un abrazo que envuelve,
Una palabra que conforta,
Un silencio que respeta,
Una alegría que contagia,
Una sonrisa que aprueba,
Una lágrima compartida,
Un deseo que sacia, y
El amor que ilumina…
Y eso no es algo de otro mundo.
Es lo que da sentido a la vida.
Es lo que contribuye para que la vida no sea tan corta, ni tan larga, sino
para que sea intensa, verdadera, pura…
Nos aferramos a las normas y a la rutina de nuestra vida, sin darnos cuenta que la vida transcurre, fluye constantemente. Te da una y otra y otra oportunidad. Solo tienes que tomarla, solo tienes que coger y cambiar tu rutina, sino vuelves a repetir aquello que te hace daño.
¿Serás capaz de liarte la manta a la cabeza y cambiar tus rutinas, buscando el amor?
¿Te volverás a encerrar con aquello que te parece que te da seguridad y perderas el arrumaco, la zalamería?
¿Dejarás sola a la fuente de tu espíritu y quedaras escondida entre las sabanas de una habitación que poco a poco se te vuelve extraña?
Estás en el crucero, cuatro, cinco, seis … mil posibilidades se abren a ti, solo tienes que tener el valor de decir, me lanzo al camino, a la piscina y tomo aquello que por derecho me pertenece…
Amig@ caminante, ¡tu decides!
Rula, rula, … ruliña