Un poco de melancolía. Falta tu presencia.
En el camino las referencias son importantes, lo mismo que los mojones en las carreteras nos muestran nuestra ubicación, el caminar también necesita de esos monumentos, que de hito en hito se nos aparecen y nos muestran nuestro particular peregrinaje.
Pero cuando la soledad del camino se agarra en el alma y esperas un sitio donde poder poner tus ojos, tus oidos, tus sensaciones, tus recuerdos y no lo encuentras o hallas que se encuentra tan lejos de ti, aunque esté en tí, hay algo en tus entrañas que hace sentir miedo. Miedo al miedo, aunque pelees una y otra vez, esa sensación que te agarra, que se te entra en las entrañas, que poco a poco de tus visceras pasa al torrente sanguíneo y te penetra hasta el último poro de tu piel, deseas que desaparezca, luchas, permaneces alerta y no puedes con ella.
Quisieras dejarte vencer y no puedes resistirte a seguir luchando, no puedes permanecer quieto porque entonces, irremisiblemente te han vencido, tus fantasmas han hecho aparición y tus intimos miedos se te han hecho presentes.
Y sigues peleando porque en tu interior existe la esperanza, deseas la esperanza, necesitas el consuelo y buscas desesperadamente aferrarte a él como un niño se aferra a la mano de su padre para no tenerle miedo al mundo.
Y al volverte a tu interior encuentras esa sensación que te ayuda a mantenerte con vida y seguir creyendo que el camino continúa, que el camino emprendido no es de mentira, sino la apuesta por la esperanza aguardada desde hace mucho tiempo.
Deseas trascenderte y unirte al ser que te acompaña y dejarte llevar a veredas placenteras y quisieras simplemente oler lo que huele o respirar lo que respira, para tu seguir en el trance de seguir caminando.
Una llamada, una voz, un gesto, un sentido es lo único que necesitas, pero por ahora amig@ caminante, lo único que puedes hacer es esperar, esperar, esperar … sin desesperar porque todo lo que pueda ocurrir está por escribir, está por hacerse realidad en uno, sin importar el tiempo y el espacio …
Es verdad que la melancolía, la «saudade», la morriña pueden estar invadiendo el ser, pero las piernas todavía resisten, el corazón vibra en la espera y espera el reencuentro de un solo ser.
Quisiera poder estar donde estas, y poder estar donde no estas, deseo un camino, un solo camino, espero un solo camino, y construyo para un solo camino.
Rula, rula … ruliña

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