Hacia el final del segundo año de entrenamiento en terapia familiar de enfoque sistémico una de nuestras profesoras nos lanzó un desafío. Reflexionar sobre si existe o no existe la terapia familiar. Nos dio un papel a cada uno de nuestro grupo y nos dividió en dos bandos: uno tendría que defender la existencia y el otro negarla.
A la vuelta de las tres semanas teníamos que defender nuestras posturas. Cuando llegamos al sitio donde realizábamos nuestro entrenamiento nos encontramos con una frase en el rotafolio (o papelógrafo): “La terapia sistémica no existe. Más bien habría que entenderla como amplio concepto general que engloba una multiplicidad de modelos, que a su vez, pueden ser muy heterogéneos” (LIEB).
“Mi gozo, en un pozo”. Nuestro grupo había trabajado mucho para demostrar la existencia, vimos la primera parte de la afirmación y no nos quedamos con la segunda. Es verdad que si se quiere hacer una historia de la terapia familiar vas a encontrarte con múltiples dificultades porque siempre te vas a quedar con algún modelo fuera del trabajo que realices. Siempre hay múltiples intersecciones y además los modelos no son “puros”, ni se propagan como tales porque el terapeuta es el medio y la competencia, o competencias, de este terapeuta se van a adquirir de muchas y variadas maneras, de muchos profesores y profesoras que de una u otra manera van a influir en su práctica diaria. También, en base a su experiencia, podrá a prueba un modelo y se quedará, con algunas cuestiones básicas, o se distanciará de ellas.
Pero aún así podemos acercarnos a modelos que han influido en mayor medida en el mundo de la terapia familiar de enfoque sistémico. El mayor mérito de la terapia familiar estructural de MINUCHIN consiste en haber tematizado en su modelo la importancia de los límites y las estructuras. Así para los que trabajamos con adolescentes y sus familias sigue siendo muy útil preguntarnos por las relaciones que existen entre los subsistemas de los padres y el de los hijos, o si los límites son claros o imprecisos. Y mucho más en los nuevos modelos de familias que estamos viendo a diario. Además este modelo nos invita, lo mismo que ellos, a revisar sistemáticamente el trabajo que realizamos y desarrollar nuevas alternativas en el trabajo con este tipo de familias.
“El concepto inultigeneracíonal que formuló Boszormeyi-Naqgy y que Stierlin (por ejemplo, 1975) reelaboró como concepto de delegación e individuación referencial introdujo en la terapia sistémica la perspectiva de buscar, más allá de los acontecimientos actuales, el modo en que la conducta, la vivencia y los síntomas generan sentido si se examinan los legados de generaciones anteriores y se plantea la pregunta de en qué medida se han cumplido o era posible cumplirlos”.
Von Sclippe
Satir haber indicado, en una fase en la que se había descuidado bastante el individuo y la relación terapéutica, que la autoestima de una persona es indispensable para una comunicación armónica y que, por consiguiente, fa confianza en la relación terapéutica es un componente esencial del proceso de cambio. En la actualidad, el método de la escultura familiar atribuido al enfoque orientado a la vivencia sigue siendo útil en el trabajo sistémico.
Whitaker subrayó la importancia del juego creativo. Su muy poco ortodoxa forma de trabajo aún es un ejemplo de cómo pueden superarse de forma creativa y eficaz los límites impuestos por las teorías. Recientemente un grupo de alumnos siguiendo a este terapeuta han puesto en marcha un trabajo con un juego de cartas (Dixit -https://www.amazon.es/Asmod%C3%A9e-Libellud-200706-Dixit-ilustradas/dp/B001OH9EDW-) que está dando buenos resultados con los jovenes y adolescentes con los que están trabajando.
La terapia familiar estratégica es desarrollada en la década de los 50 principalmente por Jay Haley, creía que era más importante que los pacientes resolvieran sus problemas de inmediato en lugar de comprender el por que de ellos. El modelo estratégico utiliza para sus intervenciones directivas planificadas deliberadamente por el terapeuta, las cuales constituyen su principal técnica terapéutica. No se hace hincapié en el insight o la comprensión, ni se formulan interpretaciones. Por tanto, al focalizarse el problema presentado, esta terapia no está orientada al crecimiento personal ni se preocupa por el pasado; el acento está puesto en la comunicación en el presente. Las directivas pueden ser directas o paradójicas; sencillas o complejas. El primer paso para su impartición es motivar a la familia a que la acate, por lo que deben ser muy precisas, para que surtan el efecto deseado.
¿Y el modelo de Milán? ¿Y la cibernética de segundo orden? ¿y …?. Lo dejaremos para otras entradas del blog.
Tienes alguna referencia del trabajo con Dixit?