La viradoira es una herramienta que yo he visto utilizar, y que utilizo, fundamentalmente para dar la vuelta a las tortillas.
En Galicia, mi tierra de origen, es un plato de madera o de cerámica, que tiene en su base una pequeña prolongación que ayuda para asirlo y así mejor dar la vuelta a lo que podemos estar cocinando. Como la mía es de madera la suelo utilizar también como plato para el pulpo.
Suelo utilizar esta imagen como metáfora para explicar la ambigüedad del lenguaje humano y cómo podemos convertir un significado en su contrario con solo utilizar el contenido de lo que se está diciendo o de lo que se está hablando. Sin dejar de ser una tortilla utilizamos la viradoira y le damos la vuelta, y sigue siendo tortilla.
Recuerdo que cuando trabajaba en la Fundación “Centro de Solidaridad de Zaragoza” que se dedica, entre otras cosas, a la reinserción de personas drogodependientes y en sobre todo cuando estaba en el Plan de Prevención solíamos hacer charlas, talleres, acciones de sensibilización con distintos colectivos; a la hora de negociar la charla nos encontrábamos con la siguiente situación:
Si decíamos que la acción concreta era facilitada por un educador que había pasado él, o ella, mismo por el proceso de reinserción, la otra parte nos podía poner la objeción de que por haber pasado por dicha experiencia les faltaba cierta objetividad.
Si por el contrario decíamos que el educador no había pasado por dicho proceso, también podíamos obtener la respuesta que no tenía el crédito suficiente por no haber pasado por ello.
Recientemente en una situación de mediación entre hermanos me encontré con una situación similar. Uno de los hermanos al cual se le había “pillado” en varias mentiras en un corto espacio de tiempo corto se defendía en que precisamente de las “muchas” cosas, era imposible que él fuera el autor de tantas cosas. Mi argumento fue que precisamente por lo “inteligente” que era lo había planificado a propósito para poder luego valerse de esto. A lo que la hermana con ojos como platos saltó, “es lo que hace siempre”… “así consigue que mamá le crea”.
En ambos casos se nos muestra “lo que nos hace creer que una cosa es verdadera no es la propia cosa, sino cómo se presenta”.
Y en la hora actual de esta pandemia por COVID-19 estamos asistiendo a muchos ejemplos de ello. Digas lo que digas según lo que plantees va a ser aceptado por unos y denostado por otros.
Es cierto que las personas estamos dispuestos a creer en aquello que va a favor de nuestras propias ideas, el famoso sesgo de confirmación. Pero de esto hablaremos otros días