Hace ya algún tiempo escribí sobre esto. Hoy vuelvo al tema porque una buena compañera me solicitó que lo retomara, después de unas charradas sobre «el cómo nos venden la moto». Comienzo.
Los principios de la utilización de la propaganda que a continuación paso a detallar son obra del nazi (partido nacional socialista alemán) Joseph Goebbels, el “enano cojo y diabólico” tal y como como lo definía otro jerarca fascista, Goering.
Estos principios han sido, y siguen siendo, utilizados con gran profusión, incluso en nombre de una pretendida democracia.
Por lo tanto deben ser conocidos, difundidos y analizados, para seguir peleando día a día por la libertad, que pretenden, en no pocos casos, arrebatarnos. Ese bien preciado de la libertad individual debe ser cuidado porque en el banco de niebla de aquellos que intentan imponer sus criterios siguen manejando los hilos. Bien sea dando dinero, de nuestros impuestos, a aquellos que van a ser serviles a su causa, bien amedrentando “la vida y la hacienda” de los que no están por el pensamiento único.
He aquí los once principios de propaganda creados por Goebbels y puestos en marcha por cualquier totalitario que se precie:
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Os animo a qué hagáis el ejercicio de buscar noticias de actualidad sobre cada uno, o varios, de los principios, os divertiréis os lo aseguro.
Y como final una cita de Marco Tulio Cicerón, sí, el de las Catilinarias, que recomiendo leer: