Durante las sesiones de formación en gestión de conflictos llega el momento de definir el término conflicto. Pero antes suelo tratar que los participantes intenten revisar sus creencias (y expectativas) sobre «el conflicto», o lo que creen conocer sobre él.
Suelo advertirles que las expectativas, las creencias, lo que esperamos encontrar en toda investigación influyen en la búsqueda, en el resultado final: en lo encontrado. Y muchas veces son un refuerzo a nuestras creencias o ideas previas.
En la sesión de esta semana andaba yo un poco aturdido y espeso a la hora de encontrar algún ejemplo, y entonces una participante que sabía que yo era gallego me regaló lo siguiente:
Álvaro Cunqueiro, escritor y poeta gallego, fallecido en 1981, cuenta en su libro «Tesoros y otras magias» la siguiente historia, cargada de hondos y hermosos significados.
“Esta es la historia, dice, en la que hombre, que sabía que había un tesoro en un lugar llamado Penabranca y no encontrando el sitio, compró una fanega de monte y en la escritura le puso Penabranca, y le pedía a todos que le llamasen Penabranca al lugar y, pasados algunos años y cuando ya lo de Penabranca estaba en todos y nadie le llamaba de otra forma, fue allí y encontró un tesoro. El tesoro de Penabranca que él sabía que había en Penabranca”.
Si utilizamos el cuento como metáfora para ver y adquirir nuevas perspectivas, abrirnos a nuevas realidades, a nuevas maneras de abordar y manejar el tema del conflicto, y sus formas de resolución, entonces el tesoro está ahí, y podremos lograrlo.
¡Buena caza del tesoro