La verdad es que con todo este ajetreo que llevamos se me han ido pasando cosas interesantes que comentar. Un amigo mío, sacerdote, me escribió el otro día sobre las distintas aportaciones que estoy haciendo en la red con esto de «Cataluña».
Copio algunos post de unos y de otros, retuiteo algunas cosas que pueden provocar, escribo alguna cosa: #MendezDevuelvelosBienesYA, y mando al espacio documentos que de una u otra manera deseo que generen al menos un poco de reflexión.
Este amigo echaba en falta que no hubiese comentado nada de la Declaración de los Obispos del 27 de septiembre, sobre este tema. Pues bien, recojo el guante y comienzo primero poniendo la Declaración de la Comisión Permanente (del Episcopado) ante la situación de Cataluña (enlace a la página de la CEE)
- Ante la grave situación que se vive en Cataluña, con gran preocupación en el resto de España, los obispos queremos en primer lugar hacer nuestros los deseos y sentimientos manifestados recientemente de forma conjunta por los obispos con sede en el territorio de Cataluña, auténticos representantes de sus diócesis.
- En especial invitamos a la oración por quienes en este momento difícil “tienen la responsabilidad en el gobierno de las diferentes administraciones públicas, de la gestión del bien común y de la convivencia social”, a fin de que todos seamos guiados “por la sensatez, y el deseo de ser justos y fraternos”, y con responsabilidad “avanzar en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y a las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz” (Comunicado. Obs. Cataluña. 20-9-2017).
- En estos momentos graves la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos, como señala la Doctrina Social de la Iglesia. El papa Francisco nos indica que “es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, con memoria y sin exclusiones” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n. 239).
- Para hacer posible este diálogo honesto y generoso, que salvaguarde los bienes comunes de siglos y los derechos propios de los diferentes pueblos que conforman el Estado, es necesario que, tanto las autoridades de las administraciones públicas como los partidos políticos y otras organizaciones, así como los ciudadanos, eviten decisiones y actuaciones irreversibles y de graves consecuencias, que los sitúe al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica y origine fracturas familiares, sociales y eclesiales.
- Como ya hemos señalado los obispos, en otra ocasión también difícil para nuestra convivencia democrática y pacífica, “es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones, todo ello en el respeto de los cauces y principios que el pueblo ha sancionado en la Constitución” ( XXXIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. 28-2-1981).
- Por último, reiterando nuestra llamada a la esperanza y la plegaria a Dios, a la serenidad y entendimiento, ofrecemos nuestra colaboración sincera al dialogo en favor de una pacífica y libre convivencia entre todos.
Madrid, 27 de septiembre de 2017
La primera expresión que se me viene a la mente es. ¡la gallina!.
«…a fin de que todos seamos guiados “por la sensatez, y el deseo de ser justos y fraternos”, y con responsabilidad “avanzar en el camino del diálogo y del entendimiento, del respeto a los derechos y a las instituciones y de la no confrontación, ayudando a que nuestra sociedad sea un espacio de fraternidad, de libertad y de paz”
Veamos, un grupo de curas y sus feligreses montan en la celaebración de la eucaristía dominical el recuento de unas cajas con papeles diciendo que son urnas y los votos de unas «elecciones». Un obispo hace como que vota y se va de juerga a unas mesas donde aparece una cosa que unos han llamado «urna» (más bien un cubo para meter libros, ropa, papeles, lápices, etc.). Sensatez parece poca.
Deseo de ser justos y fraternos, y resulta que han echado de las iglesias a la gente que no comulga con el dios de la independencia (vease alguna iglesia con la bandera separatista, que no de Cataluña).
¿Respeto a los derechos y a las instituciones? Monseñores que proclamaron (ahora no se sabe si o no) una República en contra de la legalidad vigente y contra la libertad de más de la mitad de los catalanes, y la fraternidad ¿es acoger sólo a los de un lado?
En estos momentos graves la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos
Muy bien señores obispos aquí me dan uds. la respuesta que les solicitaba. ¿Pero le han pedido a los obispos de cataluña incluido a Juan Jose Omella (aragonés) que se planteen, al menos, la fraternidad y el acogimiento a todas las personas de Cataluña?. Y en cuanto al diálogo será si hay voluntad para dialogar y escoger al mediador (y si este acepta). El papa Francisco dijo algo a este respecto ¿verdad?
Y lo mejor viene el punto cuatro. ¿Reconocen a España como tal? ¿entienden lo que significa ser ciudadano de un país en concreto?. Se habla del derecho de los pueblos (¿a cuál? ¿al que conculca los derechos de los individuos, en cuanto ciudadano y no subdito?. Claro que esto me recuerda a una historia que leí hace tiempo sobre Pio cierto cardenal austriaco que tras la «democrática» anexión de Austria por parte la Alemania nazi, escribió una carta junto con los obispos agradeciendole a Hitler el mejoramiento «de las clases menos favorecidas» y ordenando replicar las campanas de todas las iglesias de Austria. ¿A qué esto también suena que se hizo en Solsona, por orden de su «extravagante» obispo (1)?.
En fin, han intentado poner una vela a Dios y otra al diablo, y parece que lo han conseguido.
Me duele sobremanera porque a alguno de los obispos que hoy componen la Conferencia Episcopal los he tratado a lo largo de mi vida y conozco que alguno en concreto se ha echado las manos a la cabeza. Creo, con todo respeto, que es hora de reflexionar, de volverse hacia uno mismo y buscar el bien comun, en tanto y cuando sea un compartir y no un dividir.
PD
Me quedan más cosas en el tintero y volveré sobre ello.
(1) Con vistas al 1 de Octubre de 2017, Novell, obispo de Solsona, animó a los párrocos a repicar las campanas para “despertar a todo el mundo y anunciarles que ha llegado el día de la libertad“.