«Para los países subdesarrollados la Iglesia se presenta como es y como quiere ser, como Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres.
Habrá que gritar y lamentar una vez más toda ofensa y violación del quinto y del sexto mandamiento del sagrado Decálogo: el no hacer caso de los compromisos que se siguen del séptimo mandamiento: las miserias de la vida social, que piden venganza en la presencia de Dios: es deber de todo hombre, y deber más urgente para el cristiano, el considerar lo superfluo con la medida de las necesidades del prójimo y el poner buen cuidado en que la administración y la distribución de los bienes creados se haga con ventaja de todos.
Esto es lo que en el sentido social y comunitario, que es inmanente en el auténtico cristianismo, se llama difusión: y todo esto habrá que afirmarlo vigorosamente».
Quien habla así es San Juan XXIII, «el papa bueno», en el radiomensaje del martes 11 de septiembre de 1962 a un mes de la apertura del Concilio Vaticano II
Ante el cuerpo diplomático expresó también la misma idea: “La Iglesia se presenta, para los países subdesarrollados, tal como es y quiere ser: como Iglesia de todos y, particularmente, la Iglesia de los pobres”.
No era una Iglesia que debiera coexistir con la Iglesia de los ricos. Era la verdadera Iglesia. «Sólo unos pocos la hicieron suya y la defendieron en el aula conciliar. Uno de ellos fue el cardenal Lercaro, arzobispo de Bolonia, para quien el misterio de Dios había que ponerlo en los pobres, la evangelización de los pobres debía ser el centro del concilio y la Iglesia de los pobres la clave de bóveda. Esa convicción le llevó a renunciar a su achidiócesis y a ir a trabajar con los pobres a África. Otro fue monseñor Himmer, obispo francés de Tournai, quien osó afirmar en el aula conciliar: “Hay que reservar a los pobres el primer lugar en la Iglesia”. Pero no se convirtió en la idea prioritaria del concilio. Los obispos prefirieron centrarse en los no creyentes, como principal desafío al que tenía que responder la Iglesia entonces».
Aún así el 16 de noviembre de 1965, tres semanas antes de la clausura del concilio, en torno a 40 obispos (1), insatisfechos quizá con la orientación eurocéntrica y el optimismo desarrollista que imperaba en el aula conciliar y descontentos con la centralidad dada a la increencia religiosa como tema y desafío fundamentales en detrimento de las desigualdades entre pobres y ricos, se reunieron discretamente, casi de manera clandestina, en la Catacumba de Santa Domitila en las afuera de Roma.
Al parecer Dom Helder Cámara era el inspirador de este grupo pero no pudo concelebrar la eucaristía porque participaba en los debates de la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo Actual.
¿Qué decía este Pacto?. Es toda una declaración de principios(2):
“Nosotros, obispos reunidos en el Concilio Vaticano II, habiendo recibido luz sobre las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio…, nos comprometemos a lo que sigue:
1.- Intentaremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo concerniente a la habitación, el alimento, los medios de locomoción y todo lo que con esto va unido (cf. Mt 5,3; 6,33-34 82,20).
2.- Renunciamos para siempre a la apariencia y a la realidad de riqueza, especialmente en los vestidos (telas ricas, colores llamativos), las insignias de materias preciosas (estos signos deben ser realmente evangélicos: cf. Mc. 6,9; Mt 10,9-10; Hch 3,6).
3.- No poseeremos ni bienes inmuebles, ni muebles, ni cuentas bancarias, etc., a nuestro propio nombre; y si es preciso poseer, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas (cf. Mt. 6,19-21; Lc 12,33-34).
4.- Siempre que sea posible, confiaremos la gestión financiera y material en nuestras diócesis a un comité de seglares competentes y conscientes de su función apostólica, con el fin de ser menos administradores que pastores y apóstoles (cf. Mt 10.8; Hch 6,1- 7).
5.- Renunciamos a ser llamados de palabra o por escrito con nombres y títulos que indican grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor). Preferimos ser llamados con el nombre evangélico de Padre.
6.- En nuestro proceder y en nuestras relaciones sociales evitaremos lo que pueda dar a entender que damos privilegios, prioridad e incluso cualquier tipo de preferencia a los ricos y poderosos -v.gr., banquetes ofrecidos o aceptados, clases en los servicios religiosos- (cf. Lc 13,12-14; 1 Cor 9,14-19).
7.- Igualmente evitaremos fomentar o adular la vanidad de nadie con la intención de recomendar o solicitar dones, o por cualquier otro motivo. Invitaremos a nuestros fieles a considerar sus aportaciones como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social (cf. Mt 6,2-4; Lc 15,9-13; 2 Cor 12,14).
8.- Daremos cuanto sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc., al servicio apostólico y pastoral de las personas y grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que esto perjudique a los demás grupos y personas de la diócesis. Apoyaremos a los seglares, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llame a evangelizar a los pobres y obreros participando de la vida obrera y del trabajo (cf. Lc 4,18; Mc 6,4; Mt 11,45; Hch 18,3-4; 20,33-35; 1 Cor 4,12; 9,1-27).
9.- Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad y de sus relaciones mutuas, intentaremos transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas sobre la caridad y la justicia, que tengan en cuenta a todos y todas las exigencias, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes (cf. Mt 25,31-46; Lc 13,12-14 y 33-34).
10.- Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en aplicación las leyes, las estructuras y las instituciones sociales necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres y, por este camino, para el establecimiento de un orden social distinto, nuevo, digno de hijos del hombre y de hijos de Dios (cf. Hch 2,44-45 y 4,32-35; 2 Cor 8 y 9 enteros; 1 Tim 5,16).
11.- Puesto que la colegialidad de los obispos encuentra su más evangélica realización en el interés común por las masas en estado de miseria física, cultural y moral (los dos tercios de la humanidad), nos comprometemos:
– a participar, en la medida de nuestras posibilidades, en las inversiones urgentes de los episcopados de las naciones pobres;
– a conseguir juntos, en el plano de los organismos internacionales, pero como testimonio del evangelio, como el papa Pablo VI en la ONU, la puesta en marcha de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones proletarias en un mundo cada vez más rico, sino que permitan a las masas pobres salir de la miseria.12.- Nos comprometemos a compartir con amor pastoral nuestra vida con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos, seglares, para que nuestro ministerio sea un verdadero servicio. Por tanto:
– nos esforzaremos en «revisar nuestra vida» con ellos;
– suscitaremos colaboradores, con el fin de ser más bien animadores según el Espíritu que jefes según el mundo;
– procuraremos que nuestra presencia sea más humana y acogedora;
– nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión (cf. Mc 8,34-35; Hch 6,1-7; 1 Tim 3,8-10).13.- Vueltos a nuestras diócesis respectivas, daremos a conocer a nuestros diocesanos nuestra decisión, rogándoles nos ayuden con su comprensión, su colaboración y su plegaria.
Que Dios nos ayude a ser fieles.”
Los firmantes del pacto
Brasil:
Dom Antônio Fragoso (Crateús-CE),
Don Francisco Mesquita Filho Austregésilo (Afogados da Ingazeira – PE),
Dom João Batista da Mota e Albuquerque, arzobispo de Vitória, ES,
P. Luiz Gonzaga Fernandes, que había de ser consagrado obispo auxiliar de Vitória
Dom Jorge Marcos de Oliveira (Santo André-SP),
Dom Helder Camara, obispo de Recife
Dom Henrique Golland Trindade, OFM, arzobispo de Botucatu, SP,
Dom José Maria Pires, arzobispo de Paraíba, PB.
Colombia:
Mons. Tulio Botero Salazar, arzobispo de Medellín
Mons. Antonio Medina Medina, obispo auxiliar de Medellín
Mons. Anibal Muñoz Duque, Obispo de Nueva Pamplona,
Mons. Raúl Zambrano de Facatativá
Mons. Angelo Cuniberti, vicario apostólico de Florencia.
Argentina:
Mons. Alberto Devoto de la diócesis de Goya
Mons. Vicente Faustino Zazpe de la diócesis de Rafaela
Mons. Juan José Iriarte de Reconquista
Mons. Enrique Angelelli, obispo auxiliar de Córdoba, asesinado por los militares
Otros países de América Latina
Mons. Alfredo Viola, obispo de Salto (Uruguay) y su auxiliar,
Mons. Marcelo Mendiharat, obispo auxiliar de Salto (Uruguay)
Mons. Manuel Larraín de Talca en Chile,
Mons. Gregorio McGrath Marco de Panamá (Diócesis de Santiago de Veraguas),
Mons. Leonidas Proaño en Riobamba, Ecuador
Francia
Mons Guy Marie Riobé, obispo de Orleans,
Mons Gérard Huyghe, obispo de Arras,
Mons. Adrien Gand, obispo auxiliar de Lille
Otros países de Europa
Mons. Charles Marie Himmer, obispo de Tournai, Bélgica,
Mons. Rafael González Moralejo, obispo auxiliar de Valencia, España,
Mons. Julius Angerhausen, obispo auxiliar de Essen, Alemania…
Mons. Luigi Betazzi, obispo auxiliar de Bolonia
África
Dom Bernard Yago, arzobispo de Abidjan, Costa de Marfil
Mons. José Blomjous, obispo de Mwanza, en Tanzania
Mons. Georges Mercier, obispo de Laghouat en el Sahara, África
Asia y América del Norte
Mons. Hakim, obispo melquita de Nazaret,
Mons. Haddad, obispo melquita, auxiliar de Beirut, Líbano
Mons. Gérard Marie Coderre, obispo de Saint Jean de Quebec, Canadá,
Mons. Charles Joseph de Melckebeke, de origen un belga, obispo de Ningxia, China.
El actual Papa no era obispo por el aquel entonces, ¿firmaría hoy el pacto?
Otras fuentes:
Religión Digital
“El Pacto de las Catacumbas”: la misión de los pobres en la Iglesia (13 de noviembre de 2015)
http://www.periodistadigital.com/religion/libros/2015/11/13/el-pacto-de-las-catacumbas-la-mision-de-los-pobres-en-la-iglesia-religion-iglesia-libros-verbo-divino.shtml
50 años del Pacto de las Catacumbas (14 de noviembre de 2015)
http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2015/11/14/50-anos-del-pacto-de-las-catacumbas-iglesia-religion-dios-jesus-papa-concilio-roma.shtml
José Oscar Beozzo: “Pacto de las Catacumbas, una Iglesia servidora y pobre” (14 de noviembre de 2015)
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2015/11/14/jose-oscar-beozzo-pacto-de-las-catacumbas-una-iglesia-servidora-y-pobre-religion-dios-jesus-papa-obispos.shtml
El Blog de Xabier Pikaza
El Pacto de las Catacumbas (16.11.1965)
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/11/13/el-pacto-de-las-catacumbas-15-11-1965-
Como una conspiración… Los cuarenta del Pacto de 1965 (2)
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/11/14/como-si-fuera-una-conspiracion-los-cuare-2
Veintiséis teólogos firman y estudian el Pacto (2015). Un proyecto único de Iglesia
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/11/17/veintiseis-testigos-del-pacto-2015-un-pr
Ecos y silencios del Pacto de las Catacumbas: Roma, Portugal, España
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/11/20/ecos-y-silencios-del-pacto-de-las-catacu
(1) Al parecer existen dos listas con algún nombre diferente. Aparentemente luego se unieron más obispos.
(2) El texto del Pacto y la lista de los Obispos está tomada de PIKAZA, X. (2015): El pacto de las Catacumbas. La misión de los pobres en la Iglesia. Verbo Divino. Estella (Navarra)