Hace poco una persona me planteó el siguiente problema:
¿Cuantos psicólogos son necesarios para cambiar una bombilla fundida?
Después de observarle un rato, y sobre todo porque estábamos hablando de su situación personal, respondí:
Uno, lógicamente.
Me miró, y sonrió… Y al cabo de un silencio me dijo: «¡si la bombilla quiere cambiar!» …