Lo que nos ata al pasado es algo interno, no exterior.
Las ataduras que tenemos, aunque las veamos externamente, existen adentro de uno mismo.
Son lazos mentales a patrones de pensamiento que realmente ya no funcionan bien.
Por eso, muchas personas ven la libertad como liberarse externamente y, después de un tiempo, de nuevo verse atrapadas.
Lo mejor es juntar la acción con la meditación, de forma que la libertad sea completa y las ataduras rotas plenamente.