Desafío
Hay una historia acerca de un sabio al que en una ocasión le pidieron que maldijese a otro hombre. Al sabio se le dijo que la persona en cuestión era malvada y quería hacer daño a quien se atravesara en su camino.
El sabio respondió:
«En lugar de maldecirlo ¿no sería más fácil bendecirlo y que sólo vea la Luz? Si puede sólo ver la Luz, el resto se arreglará por sí solo ¿no es así?».
¿No es así? Sí, así es.
Hoy, bendice a la gente que quisieras maldecir.
No puedes combatir a la oscuridad con oscuridad. Tienes que combatirla con Luz.
El amor surtirá efecto siempre.
Los oseznos
Los osos son educados por sus madres. Generalmente nacen camadas de uno o dos oseznos y es la hembra quien se ocupa de alimentarlos y de enseñarles a distinguir entre el alimento saludable y el venenoso, entre los peligros, donde pescar, que comer…
Las madres osos han desarrollado un sistema de comunicación con sus camadas: cuándo identifican una situación potencialmente peligrosa emiten un rugido especial y los oseznos inmediatamente trepan hasta la cima del árbol más próximo. De esta manera la madre puede afrontar el peligro sin poner en juego la vida de sus crías. Cuándo el peligro ha pasado, la madre emite otro rugido distinto y sus crías descienden del árbol.
Llega en la vida un momento en que la madre considera que ha enseñado a sus crías a ser autosuficientes, y ella sabe que su papel ha terminado. Llega un momento en que la madre debe separarse de sus crías y ellas deben comenzar a ser responsables de su propia supervivencia. Cuando este momento se acerca, la madre emite el rugido de peligro y la camada inmediatamente trepa hasta la copa del árbol más cercano, entonces ella ya no volverá la vista atrás y emprenderá su camino lejos de sus hijos.
Ellos no se darán cuenta de qué es lo que pasa hasta que el hambre no apriete. Faltará la señal para bajar del árbol. Y puede que los oseznos se queden en el árbol mucho tiempo, finalmente comprenden que su madre no regresará, que nadie les dirá lo que deben hacer y tomar su primera decisión genuinamente propia, la de DESAFIAR SUS ENSEÑANZAS, la de bajar del árbol SIN la señal pertinente.
Cuando toman esta decisión autónoma de supervivencia están comenzando a funcionar como seres libres que configuran su destino.
Rula, rula … ruliña