Comenzamos un nuevo mes, amig@ caminante y recuperaremos parte del tiempo «perdido», que no hayamos podido disfrutar.
Comenzamos con el amor.
Cuando a la gente se le habla de que «hay que amarse los unos a los otros» son muchos los que se te quedan mirando y te preguntan: ¿y amar qué es: un calor en el corazón? ¿Cómo se hace eso de amar sobre todo cuando se trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son tal vez solamente algunos impresionantes gestos heroicos?
24 pequeñas maneras de amar:
– Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.
– Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
– Pensar por principio bien de todo el mundo.
– Tener la manía de hacer el bien sobre todo a los que no se la merecerían teóricamente.
– Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
– Multiplicar el saludo incluso a los semi conocidos.
– Visitar a los enfermos sobre todo si son crónicos.
– Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú es un compromiso.
– Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.
– Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
– Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
– Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
– Contestar si te es posible, a todas las cartas.
– Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
– Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
– Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
– Hacer regalos muy pequeños que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
– Acudir puntualmente a las citas aunque tengas que esperar tú.
– Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
– Dar buenas noticias.
– No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
– Exponer nuestras razones en las discusiones pero sin tratar de aplastar.
– Mandar con tono suave. No gritar nunca.
– Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos.
Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable.
Y una pequeña propina:
PENSAMIENTOS AL AIRE
¿Alguna vez te sientes frustrado?
¿Alguna vez te has sentido desilusionado?
Considera esto. Frustración y desilusión no provienen de las circunstancias.
Después de todo, la misma situación puede hacer sentir totalmente frustrada a una persona mientras que para otra, no merezca siquiera pensarlo.Frustración y desilusión provienen de tu propia noción de que las cosas podrían ser mejores.
La frustración es posible sólo gracias a tu capacidad de imaginar un mundo mejor.
Te sientes frustrado porque tienes una imagen positiva, porque ves y sabes cuánto mejor podría ser la vida.
Piénsalo. ¿No es genial?
La próxima vez que te sientas frustrado, recuerda que no estás simplemente frustrado o desilusionado.
En cambio, estás ocupado imaginando un mundo mejor.
Ten esto presente, y la frustración se convertirá en una fuerza positiva, enfocando tu mente no en la situación, sino en las posibilidades.
Conéctate hasta lo más profundo del núcleo positivo de tu frustración, y cultiva algo magnífico a partir de allí.
Usa la energía de tu frustración para desarrollar las poderosas posibilidades que esa frustración presupone.
Rula, rula … ruliña