Reflexión del otro lado

Como muchas veces he comentado, recibo desde el otro lado del charco (el Atlántico) mensajes que provienen desde lo íntimo del corazón de amigos lejanos. Me gusta compartirlos, que no queden solo en mi receptáculo del cliente de correo. Los lanzo al mundo a través de este camino, amig@ caminante.
Espero que el de hoy te guste, como tantos otros.
Para salir de la oscuridad, necesito la luz de la espiritualidad.
La vida espiritual es la luz que ilumina el camino de la vida.
Cuando no contamos con esta luz, la vida se hace muy oscura, difícil de vivir.
Todos los demás parecen enemigos de uno y no soy capaz de ver la esencia de mi propia existencia. Para prender la luz, preciso conectarme con la fuente de toda espiritualidad, es decir, Dios. Este ser es el Sol que me da luz y calor y permite que mi vida sea totalmente fructífera.
Cuando estoy totalmente conectado, me vuelvo yo mismo un pequeño sol, capaz de dar luz a las demás personas con las que convivo diariamente, sirviéndolas constantemente.

Rula, rual, … ruliña

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