Freir un huevo

Me ha llegado este pequeño manual de cómo freir un huevo y me ha parecido tan desternillante que lo he copiado para que amig@ caminante puedas disfrutar tu también.

Desde épocas remotas se ha dicho que el amor entra por la cocina, pero en la práctica el amor entra por la cama (si usted no es creativa en este aspecto, no importa que cocine estilo gourmet) así que un huevo frito será suficiente para mantener su preciado matrimonio.
Los ingredientes para dicha receta son fáciles de conseguir (siempre que las gallinas estén de buen humor). Para ello debe contar con: Tres docenas de huevos, aceite, sartén, sal y paciencia.
Una vez que se haya lavado las manos, prenda el fuego, coloque el sartén, vierta despacio el aceite (¿Sartén es masculino, o femenino?) y… ¡Rompa los huevos!
Baje al gato de la mesada, vuelva a lavarse las manos y coloque los huevos en varios recipientes para cerciorarse que estén en buen estado. Tenga en cuenta que lo de “varios recipientes” es fundamental (la receta de la tortilla será en el próximo manual).
Acto seguido atienda el teléfono (siempre suena a la hora de freír un huevo)
Mientras escucha las depresiones de una de sus amigas recién divorciada, no olvide que el/la sartén está al fuego. Transcurridos unos minutos de conversación, el aceite estará a punto y como es lógico usted empezará a desesperarse mientras su amiga le confiesa que se siente fea, que está gorda, que aumentó el kilo de tomates, que tiene celulitis, que su ex se llevó el loro y antes de darle el portazo le gritó que ella no servía ni para freír un huevo…¡El huevo!
Justo al escuchar la última palabra usted soltará el auricular, sin importarle los chillidos depresivos del otro lado de la línea. ¡Aún puede salvar su matrimonio!
Decidida a retomar la importante faena correrá a la cocina, pero el aceite estará humeante; un grave error novato. Tire el contenido y repita la acción para evitar un “huevo con volados”. (Ah, deje el teléfono descolgado)
Transcurridos otros cinco minutos, sujete el boll con el huevo (cerciórese de no volcar el contenido) y observe si el aceite hasta a punto. (Corra y enjuague sus pómulos con agua fría, frote alguna crema de aloe vera en sus párpados y aplique talco sobre las manchas de su blusa nueva). Sin deprimirse, vuelva a la cocina y vuelque el huevo en la/el sartén.Si observa que se producen “globos” en la clara del mismo… ¡Comience todo el proceso!
Sé que su interrogante es…¿Cuándo el aceite está a punto? Desgraciadamente no contamos con dicha información, usted fría huevos nomás. Según cálculos de prestigiosos cocineros, uno de cada diez huevos… ¡Queda perfecto!
¡El éxito está en la práctica, mientras más huevos rompa (y fría) mejor!
Una vez alcanzado su objetivo, añada una pizca de sal a los mismos, colóquelos cuidadosamente en una fuente, hágales un dibujito decorativo con mayonesa (así pasan desapercibidos) y una vez que los lleve a la mesa no olvide ir a colgar el teléfono. Descuelgue nuevamente el auricular ya que seguramente su marido la llamará para anunciarle que irá a cenar a la casa de su madre.
En dicho caso, no olvide que el huevo frito aumenta notablemente el colesterol.
. . .
Nada más que añadir, diría yo…
Rula, rula, … ruliña

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