Siguiendo con mi amigo Paul Watzlawick te copio otro de sus «cuentecitos»
En su lecho de muerte una mujer hace jurar a su marido que no se comprometerá con ninguna otra mujer. -Si faltas a tu promesa, vendré en espíritu y no te dejaré tranquilo».
El marido mantiene su palabra pero al cabo de unos meses, conoce a una mujer y se enamora de ella. Muy pronto empieza aparerecérsele el espíritu cada noche acusándole de haber faltado a su juramento.
Para el hombre no hay duda de que se trata de un espíritu, ya que no solo está informado de lo que pasa cada día entre él y su nueva amiga, sino que también conoce sus pensamientos.
El hombre desesperado decide pedir consejo a un maestro zen. -Vuestra primera mujer se ha convertido en un espíritu y sabe todo lo que hacéis, todo lo que dáis a vuestra prometida, él lo sabe.
Tiene que ser un espíritu muy sabio, cuando se os aparezca de nuevo haced un trato con él, decidle que sabe tanto que no podéis ocultadle nada, y que váis a romper vuestro compromiso si os responde a una sola pregunta.
Tomad un buen puñado de guisantes y preguntadle por el número exacto de guisantes que tenéis en la mano. Si no os sabe responder, sabréis que el espíritu no es más que fruto de vuestra imaginación ya no os molestará más.
Cuando a la noche siguiente apareció el espíritu, el hombre alabó su gran sabiduría. -Efectivamente -respondió el espíritu.-Lo sé todo y sé que hoy has ido a ver al maestro zen-
-Y ya que sabes tanto- prosiguió el hombre.- dime cuantos guisantes tengo en la mano.
Y ya no hubo espíritu alguno para responder a esta pregunta.
Ya sabes que no se puede, amig@ caminante, creer que se sabe todo o que tenemos una bola de cristal para poder interpretar a nuestros fantasmas, la verdad es que hay preguntas que no tienen respuesta porque nuestros fantasmas no conocen la verdadera esencia nuestra. ¡Podemos cambiar de comportamientos cuando nos dé la gana! Somos libres.
Rula, rula,… ruliña