Un rostro con multiples facetas, eso es la mejor definición sobre la culpa, eso que nos ocurre cuando pensamos que hemos transgredido alguna regla de nuestro codigo de creencias, de valores, o de comportantamientos. Es cuando pensamos que hemos atentado contra algo importante de nosotros mismos.
Es un atentado cuando traspasamos los códigos que nos han «introyectado» desde el mismo momento de nuestro nacimiento porque tien que ver con la pertenencia al grupo de referencia. ¿Y cuál es el fundamental, el primero en nuestra socialización?. Pues sí amig@ caminante, has acertado: LA FAMILIA.
Es la mirada de los demás, de nuestra familia de origen, la que parece que está ahí con toda su carga, esperando a Juzgarnos, y a condenarnos cuando no hacemos aquello que «nos han dicho que hagamos», y además no hemos contrastado suficientemente con nuestra propia experiencia vital.
Es la eterna pelea entre el quiero y el debo. Y es ahora cuando mi viejo profesor resuena en mi y me recuerda que las personas que se sienten más facilmente culpables son aquellas que quieren seguir las reglas impuestas por su alrededor, por la sociedad y que han dejado que esta les invada todo su terreno.
¿Entonces?. Ser uno mismo, ser individuo plenamente, asumiendo la responsabilidad de los actos (no podemos dejar de dañarnos, de dañar a alguien, somos humanos). Tenemos que asumir la responsabilidad de nuestros actos.
Cada opción de vida tiene su recompensa pero también su pérdida. Y debemos recordar que somos parte de una red universal de relaciones y no el centro del universo… ¿o no?
Y como dice otr@ amig@ caminante: la felicidad no es pecado.
Debemos buscar en nuestro interior aquello que nos hace responsables de nuestros actos, independientemente del dolor que nos causamos o causamos y caminar. ¿O dejamos de caminar?
Rula, rula … ruliña