Me dices que camine, que no hay camino, que lo hacemos.
Pero me pregunto, ¿qué tipo de camino?, porque puede haberlos de tierra, de piedras, de adoquines, carreteras…
También hay corredoiras como en mi tierra, caminos de tierra que serpentean de un lado a otro, entre los tojos y las flores, entre los castaños, entre los laureles, entre los carballos, y que llevan de un sitio a otro, o a ninguna parte.
Algunos llegan a una encrucijada de caminos, al lado de un cruceiro y entonces no se sabe a donde llegan o donde continuan las historias comenzadas.
Quiza solo sea el sentimiento, solo sea el deseo o solo sea el camino encomendado, por ti o por mi, y todo se vuelve en contra de una vida o de un momento y luchar queda solo como la única opción posible o tal vez dejarse derrotar.
Siempre queda la posibilidad de caminar mano con mano y juntos para una nueva historia. Aunque lo externo siempre puede no acompañar, puede no darnos su permiso ¿y entonces?
Tal vez dejarnos vencer por las fuerzas exteriores y mantenerse en el dolor sempiterno.
El vacio.
Y entonces surge la luz, y las ganas del combate, porque el amor lo vence todo. Solo tu tienes la palabra y el camino.
Rula, rula, ruliña